17 julio 2014

Arteaga 6, bajo. Esquina calle Elvira. Granada

  Doña Ángeles había vivido tiempos mejores. Tiempo en los cuales desde Granada se desplazaba hasta el hotel Miramar de Málaga para pasar el verano cerca del mar.
Ahora, de viuda, regentaba una pensión de dos dormitorios y un pequeño comedor donde comíamos los tres pensionistas y unos quince estudiantes más.

Claro, el dolor era que de los quince, unos cuantos siempre estaban en deuda y doña Ángeles tenía que ingeniárselas para darnos de comer diariamente. Un método que usaba y raramente le fallaba, era comprar el pan y meterlo en un saco de papel, para sacarlo a los tres días.
Siempre comíamos con pan más duro que un pedrusco y de esa forma cundía. Recuerdo una vez que puso pan del día, por tener el saco vacío, fue visto y no visto. Los lamentos de doña Ángeles llegaban al cielo. ¡Pero ya no queda pan!

No sé muy bien la causa, pero de los tres pensionistas, solo dos teníamos derecho a un vaso de leche como desayuno.  Vasos que doña Ángeles nos dejaba, desde la noche anterior,  en el aparador del comedor, rodeados de todo tipo de tazas, vasos pequeños y retratos de su difunto.
Todos los días encontrábamos los vasos medio llenos, pero con la marca de la leche cerca del borde. No conocíamos el motivo, pero nos bebíamos el medio vaso en un periquete, hasta que un día descubrimos al gato, entre toda la cristalería, que con su lengua iba bebiendo toda la leche que alcanzaba. 

Le pegamos un susto, no paró de maullar y en la misma puerta le empalmé tal patada, que salió volando, con tan mala suerte que fue a aterrizar sobre la puerta del cuarto de la patrona.  Doña Ángeles salió despavorida de su dormitorio, con aquel volumen y su medio camisón de dormir, preguntando a los cielos ¿qué pasa? ¿qué pasa?
-Nada doña Ángeles, he tropezado con el gato y ha salido maullando.




6 comentarios:

VENTANA DE FOTO dijo...

Es un hermoso relato que retrata el modo de vivir de otra época en la que predominaba la escasez, aunque hoy día el estado del bienestar se acabó, muchas familias sobreviven como pueden ante la falta de trabajo.

Besos

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Gracias VENTANA DE FOTOS. En los años 60 la vida para muchos estudiantes era pura supervivencia, como antaño.En pocos años se daría un cambio tremendo. Como bien dices, ahora por desgracia, para muchos es una vuelta a lo olvidado.
Expresiones
Piedra

Esmeralda dijo...

Años duros pero que se recuerdan con cierto cariño ... me ha gustado tu relato y me ha recordar .. muchas familias de esa época vivían gracias a pequeñas pensiones para estudiantes.

Abrazos buen verano Miguel

ANRAFERA dijo...

Tu relato bien expresa y transmite aquellos años.
...por desgracia en estos momentos las penurias han regresado a muchos hogares.
Cordial saludo Miguel y buen fin de semana.
...vigila el gato!
Ramón

BEATRIZ dijo...

Se ve claramente la situación, la describes con gracia.

Saludos.

carmen dijo...

Pero sigue!! Ahora que nos has enganchado, imposible no imaginar más escenas... aunque mejor que tú las escribas y nosotros disfrutemos leyéndolas.
Graciñas, Miguel, por estos entrañables relatos, también.